"Alimenta tu fe y tus dudas morirán de hambre"

sábado, 30 de octubre de 2010

¿Te prostituyes?

Cuando se habla de prostitución, inmediatamente se piensa en el uso
del cuerpo con fines sexuales. Algunos piensan en pecado, vicio, infecciones
e incluso necesidad vital.

Pero es el nuestro cerebro, con nuestras ideas, quién es el encargado
de generar nuestros pensamientos lógicos.

¿Alguién se ha preguntado alguna vez por la prostitución emocional?

Quizás nunca hayamos oído hablar de ella, ni nos hayamos planteado semejante
existencia, pero sin embargo, TODOS hemos vendido nuestras emociones.
Quizás seamos contrabandistas de ellas a cada minuto del día. Cambiadas por
favores de todas las índoles. Piratas de mares llenos de almas dónde todo se roba,
todo se vende y nada se da, a no ser que sea, eso sí, a cambio de algo más valioso.
Igual que la prostitución tradicional.

No te daré nada si antes no has pasado por taquilla.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Estaba acorralada en un par de metros cuadrados de cristal y se estaba ahogando.
No había nada, ningún tipo de líquido ni sustancia que pudiera producirle un
ahogamiento físico que le llevara a la muerte por el cese de la respiración. Pero si
existía la presencia de un ser, para nada extraño, que le producía una ansiedad tan
grande que sentía que su vida se encerraba entre cuatro cristales, se vaciaba de
oxígeno y se llenaba de horribles fobias de las que ninguna podía salir.

Siempre se había definido como una chica fuerte, pero no sabía ya lo que le estaba
ocurriendo. Necesitaba llorar, a escondidas, odiaba que la vieran y pudieran sentir
pena por ella. Estaba bien, sólo quería vaciar su alma de rencores, heridas y objetos
punzantes que a estas alturas ya le habían desgarrado el alma al completo.

Ten cuidado. Se decía a ella misma. No confíes ni en tu sombra, ¿quién sabe cuál es
el día que se va aburrir y va a decidir marcharse o jugartela a tus espaldas?

martes, 19 de octubre de 2010

Summun

Así se llamaba el bar donde él siempre llevaba a sus conquistas,
"se dejaba caer por ahí de vez en cuando" les repetía, pero la verdad
no era esa. Sólo iba acompañado de féminas en celo cuando quería
conquistarlas.
Su casa caía de paso.
El camarero lo sabía bien, pues nada más que el cruzaba la puerta,
este le guiñaba un ojo haciéndole saber que era "el gran triunfador del barrio".

Pero con Elisa no lo consiguió. Lo intentó y lo volvió a intentar.
Sufrió hasta desesperarse, aunque nunca se lo hizo saber, y fue ahí
donde radicó su catastrófico final.

Pero ella, fue débil y se arrepintió también de haberle echo creer una
verdad que estaba plagada de mentiras. De crearle falsos sueños como
jamás antes se los había fabricado a nadie. Pero le salió natural y ante
eso nada pudo hacer.

Ambos perdieron la partida.