"Alimenta tu fe y tus dudas morirán de hambre"

domingo, 25 de julio de 2010

A veces puede ocurrir.

Mientras los volantes de su vestido correteaban por sus piernas,
sus pensamientos se quemaban igual que lo hacían sus piernas bajo
el abrasador sol de mediodía.
Era estúpido seguir sacándole 5 patas a un gato que no las tenía.

viernes, 9 de julio de 2010

Estaba escuchando La canción, que hacía demasiado tiempo que no escuchaba.

Porque no podía, le traía demasiados recuerdos que todavía no había conseguido

olvidar. Recuerdos que compartió con ella. La parte posterior de sus gemelos e

mpezó a erizarse según escuchaba sus acordes. Un cosquilleo molesto le recorrió

el estomago y recordó que al final aquí de lo que se trata es de morir o de matar.

Pensó en su historia, basada en regalos, en que un trocito de plástico fue el culpable

de provocarle la sonrisa que él nunca pudo sacarle. Empapó el teclado de su ordenador

de lágrimas de dolor mientras miraba antiguas fotos. Y recordó que aquí de lo que

se trata es de morir o de matar. Tenían una historia idílica siempre y cuando ella

quisiera y él le proporcionara lo mejor. Ni si quiera se basaba en sexo. No había amor.

Sólo sentimientos vacíos. ¿Morir o matar? Se torturaba pensando que lo tenía que

haber echo mejor, porque podía, se torturaba pensando que lo que creó fue teatro, que

lo machacó y que ahora no sabe como va a salir de ahí. Uno es el asesino y el otro el

que va a morir. En este caso estaba muy claro. Él no sabía salir del pozo en el que se

había metido y ella no estaba allí para tenderle la mano que tenía que sacarle de ahí.

El problema es que la seguía queriendo, aún sabiendo que él estaba en la misma mierda

por su culpa, en que ella sólo lo quiso por placer, pero ya se sabe que el amor, menos

racional, es de todo. MORIRÉ, MORIRÉ, MORIRÉ.




No podía ser otra la canción que suene de fondo


viernes, 2 de julio de 2010

Caminaba hacia la universidad. Sentada en la parte izquierda del autobús junto a la ventanilla.
Tenía una larga ruta, así que intentaba hacerla lo más amena posible.
Miraba a través de sus grandes ojos verdes a todas aquellas personas que corrían de un lado para otro sin saber muy bien su rumbo, y de repente, apareció como salido de la nada, alguién que parecía sentir la vida. Tranquilo y relajado, como si no tuviera prisa.

¿Has pensado alguna vez hacía dónde irán todo ese mogollón de personas, siempre corriendo y con cara de muy pocos amigos? Una cita con alguién apenas conocido, un café con los amigos, ir a ver a su abuela al hospital o quién sabe, quizas a ningún lugar.




Porque nunca nos paramos a pensar en los demás, por muy buenos que nos creamos, porque sigue habiendo gente que sabe como disfrutar de la vida, porque en tu casa siempre estará la mía, porque habrá momentos en los que no sepas hacia donde ir, porque nunca esperas lo que viene.

Párate, mira, escucha y si hace falta pregunta. Pero ante todo y sobre todo

CARPE DIEM