"Alimenta tu fe y tus dudas morirán de hambre"

miércoles, 30 de noviembre de 2011

No era él ni tampoco ella.
Sabía perfectamente que funcionaban como una máquina quasi perfecta.
Algún error periódico pero ni si quiera eso haría imaginar que tuvieran
que pasar por ningún taller a reparar algún tipo de duda. Su mejor solución
era hablarlo y preguntarse el por qué.

Nada fallaba, hasta el momento.

Su única decisión era la de saber si serían capaces de afrontar la vida adulta,
si de verdad eran personas responsables, si de verdad podía salir de casa
de mamá y papá y sacarse las castañas del fuego.

Él lo tenía claro, era capaz.
Ella estaba dudando de si tenía algún extraño síndrome, quizás uno de cuento de Disney.

Aunque paradojicamente ella siempre había querido la independencia pero
no muy lejos de las faldas de mamá, parecía ahora.
Aunque quería inventar su vida, y era con él, sin duda, con quién quería hacerlo.
No le importaba por cuantos talleres tuvieran que pasar, porque sabían que durarían más que su viejo Renault 21.