"Alimenta tu fe y tus dudas morirán de hambre"

lunes, 31 de mayo de 2010

El sitio de mi recreo.

¿Te has planteado que quizás eso del amor verdadero sea una conspiración? Si, una conspiración capitalista, una mentira urdida por las industrias del cine, la publicidad, y la música, todos vendiéndonos humo, un concepto que ni si quiera existe!
Habrá muchos que piensen que el amor verdadero no existe pero piénsalo bien, ¿dónde está si no es en canciones, libros y películas? ¿Quién puede decir sinceramente, "siempre te querré?



Quizás deberiamos dejarnos de tomar la vida como si fuera una película, dejar de hacer castings para tu amor verdadero y encontrarlo sin más. Quizás deberiamos dejar de pensar que lo sabremos cuando lo encontremos. Quizás el amor no sea algo repentino, quizás consista en una opción.
Nunca sabrás si una persona es el amor de tu vida, pero puedes decidir darle esa oportunidad. Quizás el amor verdadero sea una decisión. La decisión de jugártela con alguién, la decisión de si te va a corresponder o si te va hacer daño o si es el amor de tu vida. Quizás el amor no sea algo que te ocurre, quizás sea algo que tu escoges.

martes, 18 de mayo de 2010

Una de tres.

21 de julio de 2075.
Frente al mar y con la brisa de cara.
85 años.


Toca llegar a la meta. Último tramo. Recta final. Es ahora, cuando recuerdo mi larga vida. Pasados y presentes. Comparaciones entre lo que fui, pensé que sería y ahora soy.
Me sobrevienen a la cabeza recuerdos de la juventud, el verano de mi vida. Época dorada y amarga. Noches y días en lo que todo era eterno. Noches embebidas en vasos de tubo y heridas de pasos incesables. Vi lo que no quise e hice siempre lo que pude.
Era demasiado joven, cuando parecía que no tenía tiempo para hacer lo que quisiera. Cada mañana al despertar me iba a comer el mundo. Cada mañana había un nuevo plan, algo que llevar a cabo, un sueño que realizar. Idealista y optimista. Siempre con las pilas puestas.
Cuando era joven todo me parecía o precioso o todo me resultaba complicado y difícil. No encontraba un término medio sobre el que mantenerme. Simplemente era un saco de hormonas. Juventud, divino tesoro. Añoranza de lo que algún día tuve.
Amigos, fuisteis mi gran tesoro.
Me fui pensando que seguríais juntos, que aunque me fuse, vosotros estíais unidos y era ese pensamiento el que hacía que yo pudiera seguir adelante, pero cuando super auello, algo en mí se desvaneció.
Yo desaparecí de mi ciudad. Cansada de la rutina y de la gente, que a menudo me encrespaba, me marché. Puede que me arrepienta de haber dehado a las personas más importantes de mi vida. Puede que sí, pero lo necesitaba.
Cambié el interior por la costa. Siempre me había gustado la playa y el sur, así que sólo tenía que elegir un sitio. Cogí un mapa de España y el azar hizo lo demás.
Me encantaba la playa. Mi playa, mi querida playa. Desde que llegué todos los días tenía que bajar para pasear sobre ella. No importaba si hacái frío o calor, si era de día o de noche. Nada importaba. Conseguía que me relajara, que recargara las pilas para un día nuevo, que os olvidara, aunque no pudiese.
Tranquilidad y paciencia. Respiro mientras te escribo esta carta. Carta que no se si leerás. No sé si te llegará o si aún estaré aquí para saberlo. Espero que se remueva cielo y tierra para encontrarte.
Es ahora cuando recuerdo nuestra canción. Nada lenta para nosotros. No hacían falta las baladas para expresar lo que sentíamos. Nuestros ojos hablaban por nosotros. Miradas cómplices que amenudo se perdían en las oscuras noches.
Aún siento tu calor. Todavía recuerdo aquellos ojos que me hicieron tan feliz. Contigo me olvidé del mundo. Contigo amé, recordé, viví, sentí, olvidé y morí.
Te perdí y no te volví a encontrar. Un día tus ojos ya no eran los mismos. Tu manera de ser había cambiado. Drásticamente te volviste frío y distante. Tus ojos ya no me querían aunque tu boca dijera lo contrario. Nos engañamos por necesidad, nos engañamos por tristeza. Nunca conseguí saber porqué dejaste de quererme de aquella forma. Morí el día en que tus ojos dejaron de mirarme.
DEsapareciste como un prófugo cobarde. Desapareciste sin decirme nada.
Todavía hoy te sigo odiando. Mi vida ya no fue la misma.
Sumida en la miseria conseguí llegar hasta hoy.
No puedo borrar tus ojos.
Contigo entro en un profundo sueño.
Contigo mi alma se desvanece.
Contigo hoy se acaba todo.



Jamais je ne t'oublirai.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Traemelo.

¿ Y cómo empiezo? ¿Qué es lo que escribo? o mejor, ¿que describo?
Empiezo por la estúpida sonrisa que me has dejado en la cara y que no
se cuando volverás a dibujarme o mejor empiezo por describir la sensación
que me produce tenerte, cerca o lejos.
Ya ves, 10 años juntos, y aún no nos lo podemos creer. Hemos sido cuerpos que
aprovechaban una tras otra las oportunidades que se les iban presentando.
Sufriste tú más que yo cuando te tuviste que ir 2 años lejos de aquí, de tu ambiente,
de tus vicios, de tus lugares favoritos y de mis te quieros. Era tu oportunidad, la vida
pasaba y no pudimos dejarlo, me dijiste que los días junto a mi se presentaban
todavía mejor.
Nos hicimos a nosotros mismos y cuando volviste me tocaba mi turno, pero esta
vez había variaciones. Era fuera del país y del continente. Respetaste la
decisión pero no acababas de compartirla. Me echastes de menos cuando todavía
estaba aquí, cuando no me había marchado.
Todo pasó y todo llegó. Volví, y ante mí, se abrían dos puertas de metal que
me daban la bienvenida de nuevo por aquí. Y te encontré. No eran rosas, eran calas.
No era tu cobarta favorita, era la mía. Y en tu mano unos zapatos de tacón que no
eran mis favoritos, sino tus preferidos. Estabas increíble. Me encantaste la 1ª vez que
te vi, y lo harás la última.


Siempre te deberé la mejor de tus sonrisas.

sábado, 1 de mayo de 2010

V.

Estoy apoyada contra la pared. Me separan 20 centímetros de mojarme.
Apretada entre mis libros me abrazo a mi misma. Aunque estoy semi resguardada
debajo de esta mínima fachada del banco de España me estoy mojando, y ya sabes
que no es tan divertido porque no estás.
Llevo 30 minutos esperando al bus, y no viene. Me encantaría verte aparecer,
mientras presumes de soberbia, que me hicieras uno de tus gestos cómplices y
vinieras a mi.
Pero mis expectativas ya no serán las tuyas, y tu corazón no jugará una tercera partida.
He jugado mal a ese juego al que aún no se jugar, y no se si me has perdonado, ni si quiera
sé si debería pedirte perdón, ni tampoco se si es normal que pudieras odiarme.
No sé si tus palabras fueron ciertas pero esta vez no levantas tu cabeza, y en el fondo
es lo que me jode.
Si, prefiero que me odies antes de que me digas que no lo haces y saber que no volveremos
a como estábamos antes. A nuestras risas, nuestras conversaciones, tus paridas, tu picardía,
mis mosqueos, las miraditas y esa vista al futuro que por un minuto hicimos.
¿Volver? No se si es la palabra.